PENTAGRAM DISEÑA LA NUEVA IDENTIDAD DE ESPRIT
Todos los imperios comienzan en algún sitio, y Esprit comenzó con una historia de amor en las carreteras de California en el verano de 1963. Allí se conocieron Doug Tompkins y Susie Russell, que se casaron seis meses después. En 1968 Sussi y Doug comenzaron a vender sus diseños en el maletero de su coche, y muy rápido comenzaron a triunfar.
A los largo de las décadas de los 70, 80 y 90, Esprit fue la marca del momento. Desarrolló un uso muy audaz y novedoso del color y adquirió gran autenticidad. Las líneas sencillas y cómodas ayudaron a confeccionar una filosofía de marca que, sin duda, marcaría una época. Pero a medida que el mundo se desarrollaba, los responsables se dieron cuenta de que Esprit necesitaba adaptarse a los nuevos tiempos, y ahí es donde entraron en acción Pentagram y Natasha Jen.
Durante la realización del proyecto, la filosofía del diseño de los objetos de Esprit dio un giro hacía la mentalidad del «sin esfuerzo», la simplicidad y el minimalismo. Estos cambios organizativos dentro del propio Esprit supusieron una transformación de enfoque muy significativa a la hora de elaborar esta nueva identidad. La nueva imagen recoge un punto de encuentro entre la historia de la marca y su futuro, y este es el factor clave de este diseño. Por ello, el punto de partida del proyecto fue el tipo de letra.
El primer diseño de Casado fue únicamente en mayúsculas, y Natasha Jen ha introducido las letras en minúsculas. Y es precisamente este punto lo que consigue crear esa conexión entre la historia de la marca y su futuro, ya que no renuncia a la clásica tipografía, pero provoca una transformación necesaria con proyección de futuro. El color también juega un papel clave. Desde Pentagram comprendieron que bajo la premisa de la «simplicidad y el sin esfuerzo» la combinación de colores tenía que ser tan fácil de trabajar que la pudiera comprender hasta un niño. Por ello realizaron una fórmula de dos o tres colores base. Se trata de una selección de cromática que cambia en función de temporada o moda, y se acentúa por sus opuestos directos en la rueda de colores.
→ Esprit
A los largo de las décadas de los 70, 80 y 90, Esprit fue la marca del momento. Desarrolló un uso muy audaz y novedoso del color y adquirió gran autenticidad. Las líneas sencillas y cómodas ayudaron a confeccionar una filosofía de marca que, sin duda, marcaría una época. Pero a medida que el mundo se desarrollaba, los responsables se dieron cuenta de que Esprit necesitaba adaptarse a los nuevos tiempos, y ahí es donde entraron en acción Pentagram y Natasha Jen.
Durante la realización del proyecto, la filosofía del diseño de los objetos de Esprit dio un giro hacía la mentalidad del «sin esfuerzo», la simplicidad y el minimalismo. Estos cambios organizativos dentro del propio Esprit supusieron una transformación de enfoque muy significativa a la hora de elaborar esta nueva identidad. La nueva imagen recoge un punto de encuentro entre la historia de la marca y su futuro, y este es el factor clave de este diseño. Por ello, el punto de partida del proyecto fue el tipo de letra.
El primer diseño de Casado fue únicamente en mayúsculas, y Natasha Jen ha introducido las letras en minúsculas. Y es precisamente este punto lo que consigue crear esa conexión entre la historia de la marca y su futuro, ya que no renuncia a la clásica tipografía, pero provoca una transformación necesaria con proyección de futuro. El color también juega un papel clave. Desde Pentagram comprendieron que bajo la premisa de la «simplicidad y el sin esfuerzo» la combinación de colores tenía que ser tan fácil de trabajar que la pudiera comprender hasta un niño. Por ello realizaron una fórmula de dos o tres colores base. Se trata de una selección de cromática que cambia en función de temporada o moda, y se acentúa por sus opuestos directos en la rueda de colores.
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