H&M ESTRENA MUNDIALMENTE SU LÍNEA PRE-LOVED
En una efervescente Barcelona, la esquina del Paseo de Gracia, 11, con la Gran Vía está presidida por el llamado Edificio Generali, que desde 2017 alberga una tienda de H&M de 5000 metros cuadrados y cuatro plantas. El pasado jueves, reabre sus puertas para presentar a la clientela un nuevo concepto comercial, que introduce novedades como la moda de segunda mano (algo pionero en la red de tiendas global de la marca) y un enfoque digital en todo el establecimiento.
Pese a haberse acometido en ella una reforma prácticamente integral, la tienda no ha cerrado sus puertas al público más que un día, el de la presentación a medios de comunicación y personalidades de la ciudad. La renovación del local se ha realizado por plantas y por fases, de modo que, tras su reapertura, la planta calle o galería respira en su acceso por la Gran Vía un halo señorial, con la escalera, las columnas y los arcos originales del inmueble. El nombre de galería tiene su razón de ser: en ella se exhiben algunos diseños de temporada de la marca, pero también de archivo, con el objetivo de comunicar calidad.
Desde su acceso principal por el Paseo de Gracia, la tienda se abre a la calle con una serie de escaparates alineados con esa filosofía de galería de arte. Una suerte de cúpulas o semiesferas que se iluminan en distintos colores cobijan unos torsos de metacrilato en los que se exhiben diseños de la colección de H&M para esta primavera-verano. Sin artificios ni exceso de estilismo: las prendas buscan hablar por sí solas y transmitir la calidad que la marca desea subrayar como su “fashion statement” o declaración de moda.
Esa misma planta presenta algunas de las novedades de la enseña en materia de omnicanalidad. Por un lado, algunos de los maniquíes exponen prendas o conjuntos a la venta únicamente online. Para facilitar la compra, se acompañan de un código QR que redirige al e-commerce de la firma. Además, este piso cuenta con cuatro cajas autocobro o “self checkout”, que se suman a las tradicionales líneas de caja y a un punto de atención al cliente donde se ofrece soporte a los consumidores en lo relativo al programa de fidelización, adquisiciones online, etc.
La segunda planta concentra su oferta en la colección de baño y en la línea Divided, enfocada al público más joven. La generación Z, a la que el grueso de las firmas del mercado quiere seducir, es la protagonista indiscutible. Por un lado, se planea atraerla con unos maniquíes virtuales (unas pantallas de gran tamaño muestran un código QR que, al escanearlo, presenta en la citada pantalla a una modelo en movimiento y, en el smartphone, los artículos concretos del estilismo); por el otro, con lo que la marca ha bautizado como probadores sociales.
Si bien cumplen su función como espacios para probarse prendas, los probadores sociales de la tienda están concebidos como algo más. Son una suerte de cabinas para crear contenido en un claro guiño a TikTok y los vídeos que reinan en la red: en ellas, con espejos de pared a pared, se puede elegir la iluminación, los juegos de luz, los colores y la música. Dentro, la experiencia es más cercana a la de una discoteca o una cabina de realidad virtual que a la de unos probadores clásicos (los cuales, por otro lado, se encuentran disponibles junto a estos).